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Desde el 13 de mayo un grupo de más de treinta participantes de diversas disciplinas (programadores, diseñadores gráficos e industriales, entre otros) hizo parte del laboratorio “Un himno a lo feo”, dirigido por Annelie Franke, diseñadora y fotógrafa alemana radicada en Colombia. Los resultados del laboratorio se presentarán en una muestra que estará abierta del 28 de mayo al 19 de junio de 2014 en Plataforma Bogotá (calle 10 # 4-28).
La idea del proyecto nació años atrás cuando un día Franke se levantó de su cama y se sorprendió de la primera reacción que tuvo al verse al espejo “Dios mío, cómo me veo de terrible”.
Este hecho la hizo reflexionar acerca de cómo a pesar de que en las mañanas nos podemos ver “feos”, realmente nos vemos tal y como somos: con ese sello genuino que cada uno de nosotros tiene.
“Siempre estoy buscando desde los detalles lo auténtico y lo bello en nuestro día a día y así surgió este proyecto”, asegura Franke quien explica que la “paradoja de la fealdad” consiste en que en la fealdad se aloja también la belleza.
Franke comenzó a consolidar su proyecto con una exposición de videos en donde recopiló material de fotografías y clips de video de personas recién levantadas. En esa muestra trabajó con aquello que se considera un error o un accidente fotográfico y por consiguiente es desechado. En otras palabras, esos momentos congelados a través de la cámara que consideramos inservibles.
Para el laboratorio “Un himno a lo feo”, que se realizó en Plataforma Bogotá se hizo una convocatoria abierta en la que los participantes llevaron material que consideraron “feo” para luego poder hacer una reflexión sobre lo que significa “bello” o “feo”.
El laboratorio contó con el aporte de especialistas como la diseñadora gráfica Roxana Martínez, quien habló sobre cómo las imágenes cuentan historias, significados, elementos y momentos narrativos; el programador Carlos Rodríguez, quien explicó cómo funcionan los códigos en la programación con el fin de poder transformar los códigos de las imágenes que están en RGB y cuestionar la posibilidad de analizar si existe un “código feo”, y con David Agudelo, especialista en diseño sonoro, quien trabajó en el laboratorio con los participantes para usar el código de una imagen volviéndolo sonido, es decir, tomar lo visualmente feo y transformarlo en algo auditivamente armónico.
En la muestra se presentarán los resultados del laboratorio. Uno de ellos es la conversación entre dos personas que buscan conocerse a través de “fotos feas” que intercambian por Whastapp y que se presentará a través de un time-line en un programa de edición que muestra el desarrollo de esa conversación.
Otros participantes del laboratorio abordaron su propuesta a través de fotos con los gestos y muecas que hacen los animales al igual que los humanos, haciendo collages y formando nuevas caras a partir de diferentes partes. “Nuestros cerebros borran todo esto. La idea es capturar esos momentos que nuestro cerebro no capta para re-significar lo que es “ser feo” teniendo en cuenta un contexto global en el que lo que nos muestran y estereotipan como belleza,” asegura Franke.