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El proyecto ganador de la Beca nacional para laboratorios en El Parqueadero 2013, The urban art mapping laboratory, realizó la muestra del laboratorio el pasado 21 de marzo de 2014. La propuesta busca fomentar el reconocimiento de la fuerza de las expresiones artísticas de las comunidades en el espacio público y así poder realizar distintas lecturas de la ciudad.
El laboratorio “The Urban Art Mapping” surgió en un trabajo conjunto del colectivo Urban Map Agency, al estar trabajando el impacto del arte en el mejoramiento de la calidad de vida y el espacio público a través de acercamientos participativos con la comunidad.
El proyecto fue ganador de la Beca Nacional para laboratorios en El Parqueadero 2013, que hace parte del Programa Distrital de Estímulos. El Parqueadero es un espacio de proyectos conjunto entre la Fundación Gilberto Alzate Avendaño y el Banco de la República, que promueve, desde las artes plásticas y visuales, el trabajo colectivo y colaborativo, la experimentación y el intercambio de saberes entre disciplinas.
El laboratorio liderado por Urban Map Agency, se llevó a cabo del 11 al 21 de marzo. Los asistentes se seleccionaron gracias a una convocatoria abierta de la que se eligieron quince personas en grupos de tres que trabajaron en seis proyectos de intervención en el espacio público que se presentaron en el cierre del laboratorio en Plataforma Bogotá.
El objetivo del laboratorio consistió en integrar profesionales de distintas disciplinas como arquitectos, urbanistas, sociólogos, artistas visuales y plásticos, diseñadores gráficos, entre otros, para abordar desde un enfoque interdisciplinar las distintas lecturas que se pueden hacer de la ciudad y el espacio público.
El colectivo a cargo del laboratorio está integrado por Raúl Marino, arquitecto con maestría en Diseño Urbano en la ETH Zürich, Flavia Barar, arquitecta de la Universidad de Stuttgart con maestría en Urbanismo, y el diseñador gráfico Efraín Marino- buscó con la muestra pasar de la reflexión a la acción. “No quedarnos de cierta manera solo discutiendo y filosofando acerca de los problemas que tiene la ciudad, sino evidenciar cómo podríamos tener un impacto en ciertas problemáticas del espacio público”, explica Marino.
Las problemáticas abordadas se enfocaron principalmente en espacios urbanos conflictivos. Marino asegura que “la ciudad se ha olvidado de los sitios abandonados, lotes de engorde, y también de las problemáticas del espacio público, a partir de su mismo uso”.
Por ejemplo, con base en la intervención “A usted, ¿Qué le emberrionda?” de Geraldine Rodríguez, Luisa Isidro, Gina Rodríguez y Juan Manuel Salazar, se hizo una muestra fotográfica donde se enmarcaron las respuestas de algunos ciudadanos de Bogotá en torno a la pregunta “Y ¿a usted qué le emberrionda? abordando sus interpretaciones, reflexiones y expresiones frente al tema del acoso sexual en casos como Transmilenio y en el espacio público.
Otro de los proyectos, denominado “Jungla” y realizado por Fabio Espejo, Juan Pinzón y Adolfo Molano, consistió en una intervención con figuras colgantes por el sector de Unilago en la ciudad de Bogotá, donde los vendedores han ocupado los espacios públicos, y los transeúntes difícilmente se pueden movilizar o se sienten hostigados. De acuerdo con Marino, lo significativo de este trabajo fue “lograr cambiar la percepción de estos espacios, observando la reacción de los transeúntes alrededor de estas figuras que estaban colgadas y cómo la gente las empujaba, se corría o interactuaban con los personajes”.
Además, en el marco del laboratorio se abrió un espacio a charlas y talleres sobre el arte en relación con el espacio público y los imaginarios que tienen los ciudadanos del lugar que habitan. Por ejemplo, se dictó una charla de semiología urbana, donde se habló de cómo los espacios urbanos tienen significados y símbolos que muchas veces los ciudadanos desconocen.
También se dialogó sobre cómo se pueden ilustrar las cartografías sociales a través de la herramienta de mapping para realizar una lectura de las dinámicas de una comunidad de una manera gráfica, a través del trazo de un mapa en el que se evidencian las rutas que cada persona hace desde su casa al trabajo y sus lugares de recreación, entre otros.
Para Marino, los artistas son agentes que pueden empujar el cambio, teniendo la posibilidad de ubicar determinados temas en la opinión pública. Sin embargo, si la comunidad no se involucra y hace parte, será complejo generar reflexiones, ya que ésta es quien dinamiza los debates.
Por eso concluye con la importancia que tuvo la comunidad que se involucró con el proyecto. “La convocatoria que sacamos fue abierta para todos aquellos que quisieran integrarse en el proceso. Creo que desde esa base comunitaria se puede lograr un cambio”, asegura.