Hace 20 años (en 1995), nacía Rock al Parque, nacía la “Frecuencia Joven de la Radiodifusora Nacional” - hoy en día Radiónica - y nacía también la carrera artística de Carlos Reyes. Desde que entró a formar parte de la agrupación de metal Agony, grabando con ellos su álbum debut y girando por Colombia, no ha dejado de estar presente en la escena local. En el decenio posterior, hizo parte de la agrupación The Black Cat Bone, quienes le recordaron a las nuevas generaciones acerca de la importancia del Blues como fuente de inspiración. Vivió tres años en Nashville, TN y de ellos aprendió un amplio repertorio que lo ha llevado a hacer parte del circuito de festivales de Blues en todo el país. Luego pasaría a su nueva etapa como solista escribiendo el álbum “Ruido de Bogotá”, con canciones que le rinden tributo a la escena de su ciudad, desde la perspectiva roquera y respaldado en vivo por su nueva agrupación La Killer Band. Más de mil presentaciones, pasando por festivales de música extrema, festivales de rock y festivales de blues, entre muchos otros encuentros, han trazado la ruta de Carlos Reyes en vivo. A veces son mundos que por sí solos no suelen convivir en un mismo escenario. Sin embargo, con motivo de sus 20 años de carrera artística, Carlos Reyes ha diseñado un concierto que se encarga de que así sea. Siendo el único músico en escena, acompañado por su guitarra negra, ha conformado un equipo con Nicolás Castro en las artes visuales, Natalia Silva en la dirección escénica y John Triana en el diseño de iluminación para revivir, en forma de narración, los momentos más destacados de esta jornada musical. Partiendo de una entrevista pregrabada junto a Héctor Mora en la que se recapitulan dichos momentos destacados, las visuales reúnen imágenes de cada época y la puesta en escena evoca al juglar contando sus historias de supervivencia en cada mundo. El resultado es un encuentro íntimo con las canciones y las historias detrás de las mismas en una puesta en escena diferente y orgullosamente contada desde lo visual, lo sonoro y lo anecdótico, juntando así los puntos en común que tienen estos mundos y generaciones que han vivido el Rock y el Blues en Colombia y que, a pesar de saberse minorías, han sabido apropiarse muy bien de la cultura roquera y la han adaptado a sus vidas cotidianas.
