Miguel y su Prisa suena a regiones y experiencias encontradas en un solo espacio, la Ciudad. La búsqueda de lo propio en un espacio ajeno, que promete ser de todos y de nadie al mismo tiempo. La música de la Prisa no está dotada necesariamente de un género específico, es más un tornasol de emociones, de contextos, una mixtura, una fusión de íColombianidad!. Es música para bailar y estar de fiesta, pero también para sentarse a escuchar y a reflexionar sobre ciertas realidades que nos aquejan como colombianos y Latinoamericanos. Una paleta de colores, como lo son los sonidos que cada músico trae desde su tierra natal y que convergen en un mismo vibrar: Bogotá. Ciudad que recoge esta búsqueda y muchas otras en sus andenes fríos y sus calles repletas de gente, como una madre que alberga los sueños que se gestan desde los relatos sinceros del hábito de quienes son acogidos en sus historias.