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La Fundación Gilberto Alzate Avendaño -FUGA- , a través de la Escuela de Mediaciones, ofrece al público recorridos guiados por sus 5 salas de exposición. El propósito de aquellas es poner en contexto al público sobre el artista y la obra, formular preguntas que susciten reflexión y hacer énfasis en que no existe una única interpretación o lectura de las obras de arte que están conociendo. Lo ideal de las mediaciones es que haya una interacción constante entre los líderes y el público, en el sentido de que sea más un diálogo y un intercambio de saberes que un discurso magistral y rígido por parte de los mediadores.
Un ejemplo de ello fue la Mediación de la exposición “Re-vistas, videos y narco archivos” del curador Santiago Rueda, exhibida del 18 de julio hasta el 1 de septiembre. La actividad consistió en una serie de reuniones (6) todos los viernes, a las que asistieron progresivamente los artistas de la muestra, junto con otros personajes invitados.
Entre los más destacados estuvo Carlos Duque, quien diseñó las portadas de la Revista Alternativa en los años 70, y quien coincidencialmente exponía al mismo tiempo en la FUGA. También contamos con el Proyecto Radio Paranormal, que hace parte de las iniciativas del Museo Casa de la Memoria de Medellín, y el lanzamiento del último libro de Santiago Rueda “Plata y Plomo”, una historia del arte y las sustancias ilícitas en Colombia, como cierre de la exposición.
De igual forma, tuvimos la participación de Margarita García, X Andrade, Michael Taussig, el prestigioso Antropólogo de la Universidad de Columbia, Esteban Borrero, Marcelo Verástegui, Edinson Quiñones y Edwin Sánchez.
La dinámica consistió en establecer un diálogo entre los invitados, el público, el moderador (Santiago Rueda) y los mediadores. En primer lugar, el moderador puso en contexto al público sobre el tema de las drogas ilícita y, paulatinamente, intentó derribar, por medio de preguntas e intervenciones de los mediadores FUGA, el tabú que aún existe en torno a las drogas.
Por su parte, los mediadores fueron dando tono a las sesiones, en tanto ellos iban tomando el rumbo de lo que los públicos visitantes preguntaban, comentaban, y decidían. El papel de los mediadores fue determinante, “pues fueron ellos quienes motivaron al curador y a los invitados a participar, con su entusiasmo, con su curiosidad, y con su buena voluntad” comenta Santiago Rueda.
Según Rueda, quizás sin los mediadores no se hubiese realizado una tarea como esta, gratuita y abierta a la ciudadanía, pues su entusiasmo y habilidad fueron las que lograron que se estableciera un diálogo y hubiera un intercambio constante de cosmovisiones y saberes.